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jueves, 22 de noviembre de 2012

Mujeres Víctimas de la Ley Contra la "Violencia de Género"

Con mujeres como estas, vuelvo a creer en el feminismo...

http://www.youtube.com/watch?v=zbl30aDHxzI


(Debido al tamaño del video os dejo la dirección del mismo)

La liberación femenina en el siglo XXI”.

Prado Esteban Diezma

Legislar Contra El Amor: La Ley De Violencia De Género Y La Construcción Del Estado Policial Y Totalitario

La ley de Violencia de Género de 2004 (en adelante LOVG) fue aprobada por unanimidad en un parlamento mayoritariamente masculino (solo el 36% de los parlamentarios eran mujeres). La anuencia general que ha tenido esta legislación expresa su importancia capital para el Estado y la sitúa en la misma categoría que las directrices fundamentales del sistema como lo es la Constitución de 1978.

Los datos de su aplicación son estremecedores: El 13% de la población reclusa son varones castigados por delitos tipificados en la ley, una parte importante de esos delitos, de ser cometidos por mujeres, tendrían la categoría de faltas y no conllevarían penas de cárcel. Durante los primeros cinco años de vida de la ley más de cien mil hombres han sufrido algún tipo de condena o medida penal. El gobierno considera que las cien mil denuncias anuales que se producen no representan sino la cuarta parte de las que se deberían poner (1) por lo que hay que calcular que si los varones encarcelados por violencia de género son nueve mil en este momento podrían llegar pronto a las treinta y seis mil, es decir, incrementaría la población reclusa en un 50% creándose auténticos campos de concentración. Por otro lado, la aplicación de esta norma no solo no ha resuelto el problema de la muerte de mujeres por sus parejas sino que las víctimas (2) han seguido aumentando, un crecimiento que es producto precisamente del enconamiento, el resentimiento y la hostilidad que la ley, la machacante propaganda de los medios y el sistema educativo, entre otras causas, genera en las relaciones de los sexos.

Tal normativa tiene efectos muy beneficiosos para la máquina estatal capitalista que azuza la discordia entre mujeres y hombres como pretexto para seguir ampliando el estado militar y policial y la judicialización de la vida social a la vez que ensaya procedimientos excepcionales para el control y dominación de la población civil como las pulseras de seguimiento y vigilancia y para la manipulación mental masiva a través de las medidas (judiciales o no) de reeducación como las que actualmente se llevan a cabo con los hombres para la creación de lo que llaman la “nueva masculinidad”.

Apropiándose del discurso de la emancipación y la liberación femenina el feminismo de Estado hace aceptable una legislación que es, en los hechos, un régimen de excepción, con juzgados especiales y aplicación del derecho penal del enemigo a una parte de la población a la que se impone la presunción de culpabilidad genérica. La aplicación de estas medidas justifica el crecimiento imparable de las diversas policías y la Guardia Civil que aumentan al ritmo del 5% anual (3) , con un porcentaje de mujeres que en el Centro de Formación de Policía de Ávila que es ya del 19% para la escala básica mientras en la escala ejecutiva son el 56% de los aspirantes, algunas féminas han llegado a lo más alto del poder policial y estatal como Elena Sánchez, secretaria general del CNI o Concepción de la Vega, jefa superior de policía en Canarias.

Pero lo que es un monstruoso crecimiento del Estado represivo se presenta con tintes progresistas y liberadores de defensa de los oprimidos (las mujeres) y restablecimiento de la justicia social, por lo que la policía ya no es vista como institución para la tortura y la brutalidad contra la gente común sino como una ONG de salvadores y salvadoras de débiles féminas. La LOVG, sin embargo, no es un caso único, forma parte del vasto plan de ampliación de los instrumentos de la violencia estatal llevada a cabo por los gobiernos de la socialdemocracia desde 2004 y que incluyen un conjunto de leyes y la reciente reforma del Código Penal.

Además cientos de miles de mujeres están hoy de forma creciente en diario contacto con los aparatos represivos, las continuas visitas a las comisarías o los cuartelillos de la Guardia Civil hace que se establezcan relaciones de dependencia y adhesión hacia estas instituciones, la simpatía con la que se ve a sus miembros y la intimidad que, en muchas ocasiones, genera la relación que se establece con ellos será usada por el aparato represivo para reclutar entre las féminas confidentes y colaboradoras y adoctrinarlas en la ideología de un nuevo fascismo basado en la exaltación de las instituciones del Estado y el odio irracional, que ahora se concreta en el aborrecimiento de los hombres pero que podrá ser sustituido por cualquier otro grupo social pues su carácter emocional e instintivo hace muy fácil su manipulación.

El sexismo, que es la esencia la LOVG, es una ideología de la misma naturaleza que el racismo pues es un esencialismo biológico. De la misma manera que los nazis usaron el sentimiento antijudío para constituir su base de masas instigando el odio irracional y alimentando el emocionalismo más exaltado, el prejuicio androfóbico está siendo utilizado hoy por el poder con la misma función. Esta doctrina y los hábitos y pautas de conducta que el aleccionamiento incesante y la aplicación de las leyes llamadas de discriminación positiva crean en las mujeres harán renacer las filosofías y las organizaciones de corte fascista que, en muchos casos, tendrán rostro femenino (4) . Por este motivo entre las fuentes de las que se nutre el feminismo de Estado se encuentran corrientes que han sido inicuamente calificadas de antisistema como el movimiento SCUM que ya desde su propio nombre (sus siglas significan Sociedad para el Exterminio del Hombre) es un alegato fascista.

Con ser la represión el aspecto más llamativo no es el único, ni el más importante elemento inquietante de una ley que pretende transformar de forma radical e irrevocable las ideas, conductas y pautas culturales que han organizado históricamente los vínculos entre mujeres y hombres. En primer lugar define todas las relaciones entre los sexos como relaciones de poder y de dominio afirmando que, desde tiempos inmemoriales, los hombres han abusado de las mujeres (5) y utilizado la agresión contra ellas por el lugar privilegiado que ocupan en la sociedad. Afirman, asimismo, que la violencia de los varones hacia las féminas es estructural, es decir, se produce por el hecho de ser mujeres y no tiene una causa concreta. Paradójicamente los hombres solo son opresores para las mujeres cuando tienen lazos afectivo-sexuales con ellas pero no cuando son empresarios, gobernantes, policías, jueces, gerifaltes mediáticos u otros con poder; de lo que cabe deducir que no es una ley contra los hombres sin más sino contra las relaciones afectivo-sexuales, los vínculos y las instituciones naturales de convivencia. Resulta sorprendente que esta descabellada e insensata argumentación haya calado de forma tan rotunda en una parte significativa del cuerpo social.

Con tales discursos se alienta en muchas mujeres una ideología victimista, que reclama el derecho a ser débil a la vez que cultiva el rencor y el resentimiento más áspero hacia los varones, un rechazo irracional que anula las capacidades reflexivas e intelectivas en las féminas que lo sostienen y que provoca actitudes y sentimientos de agravio y de inferioridad y una agresiva ferocidad hacia el otro sexo. De hecho la ley al establecer la especial vulnerabilidad de las mujeres, su necesidad de excepcional protección hace gala de un machismo mostrenco pues sustituye la tutela marital que establecía el Código Civil de 1889 por la del Estado y sus instituciones y funcionarios, fundando de esta manera un neo-patriarcado estatal, que no solo las “ampara”, sino que hace recaer en ellas privilegios y ventajas innegables a cambio de la obligación de guardarle obediencia y servirle en todo. No podemos descartar, no obstante, que en un futuro próximo se incite la aparición de nuevas corrientes misóginas y machistas que expandan la llama de la discordia y la escisión.

La psicosis colectiva que los medios de adoctrinamiento y manipulación mental han conseguido crear con el argumento de la violencia de género ignora que no es el sexo el agente principal de la violencia en la sociedad, y oculta el aterrador crecimiento del enfrentamiento, las agresiones y los crímenes en el seno de la comunidad de los iguales. Muchos adolescentes (varones y mujeres por igual) maltratan a sus familias, especialmente a sus madres -que aunque son mujeres no son defendidas especialmente por las instituciones estatales-. Muchos ancianos, mayormente ancianas, pues son más longevas, sufren abandono y agresión física y emocional por sus allegados o sus cuidadores o cuidadoras. Innumerables niños y niñas pequeños padecen la falta de cariño y de cuidados de unas madres y padres que no les entienden ni les aman. Los actos de violencia y crueldad protagonizados por mujeres han crecido de forma horripilante en los últimos años. Todo ello es inducido por el Estado a través de la manipulación de las conciencias que lleva a cabo la industria de la cultura, el cine, el sistema educativo etc. y la creación de hábitos y conductas anti-convivenciales que genera (entre otros mecanismos) la legislación, que normativiza los procesos y prácticas que antes se producían en el seno de la comunidad y al margen de las instituciones por el acuerdo entre pares y a través de la colaboración y el entendimiento.

La incapacidad de la sociedad civil para enfrentarse con tan descomunal hecatombe de las costumbres permite que el poder tiránico del Estado se presente como salvador aportando lo que le es más propio, la organización de la violencia institucionalizada. Quebrados los lazos interhumanos, la policía y los ejércitos aparecen como garantes de la civilización haciendo buena la profecía hobbessiana sobre que somos fieras y depredadores por naturaleza (6).

La influencia de las leyes en la convivencia social y la cosmovisión y hábitos de los individuos no ha de ser menospreciada pues el cuerpo legal del sistema lejos de ser consecuencia de la realidad social es, más a menudo, causa de esa misma realidad que es previamente buscada por los legisladores, así sucede con la LOVG que está consiguiendo la destrucción de lo poco que quedaba de las instituciones naturales de vida social, a saber, los vínculos afectivos-sexuales y las relaciones familiares de convivencia y parentesco pues si los de abajo están divididos, o mejor aún, atomizados, el sistema de dominación se fortalecerá de manera colosal. Una sociedad unida, estructurada, dotada de cultura, y capacidad para vivir en común, con posibilidad de proveerse de fines elegidos y aspiraciones compartidas es un duro enemigo del Estado que queda así muy disminuido en sus prerrogativas y posibilidades de acción.

Por ello la segregación es el camino para el triunfo del absolutismo estatal, primero se separó a los jóvenes de los adultos, luego a los niños de los mayores, a los ancianos de la sociedad en general y finalmente a los hombres de las mujeres, de esta manera todos, aislados y solitarios, disminuidos, irresponsables y entontecidos por la falta de experiencia social, pueden ser mejor sometidos y dominados por las instituciones del poder.

Si el patriarcado del pasado se basó en la familia y el control de las relaciones que en ella se establecen –un sometimiento que siempre fue parcial y limitado- el actual se fundará sobre la destrucción de todas las instituciones naturales de convivencia, en la creación de un individuo, ya no plenamente humano, por la pérdida de la mayor parte de las capacidades de relación íntima y afectiva con sus iguales, en ello tendrá un papel fundamental el odio sexista introducido por el feminismo de Estado que aspira a la destrucción de los valores y capacidades positivas que conservan los sujetos y, en especial las mujeres y que nos convertirá, si no lo remediamos, en seres solitarios y egoístas, ajenos a la moral y el recto obrar en nuestra vida pública y privada, empobrecidas de práctica mental reflexiva y, en general, de vida psíquica y espiritual alguna, ajenas al amor y a las necesidades humanas auténticas.

Resulta incoherente que cierto “radicalismo”, que se llama a sí mismo antisistema, ejerza de vocero de las consignas del poder jaleando el desencuentro entre mujeres y hombres, definiendo a todos los varones como agresores en potencia, y señalando como maltrato, no las acciones que lo son objetivamente, sino incluso los actos más inocentes y triviales (7) creando con ello un auténtico campo de Agramante donde el desorden y la discordia se imponen, con ello se sitúan de nuevo a las órdenes de la socialdemocracia que los usa como mano de obra en sus proyectos. Debemos ser conscientes de que mientras siga atizándose la pugna entre los sexos, la agresión, la violencia y el crimen de odio seguirán creciendo sin remedio. Las relaciones entre las mujeres y los hombres tienen que fundarse en la simpatía, el afecto, la fraternidad y el amor, no en el miedo, la incomprensión y el desconocimiento y la fobia pues solo unidos se puede hacer frente al sistema de dominación.

A MODO DE RESUMEN:

1. La violencia entre los sexos es completamente rechazable pero, al contrario de lo que dice el feminismo de Estado no resulta de un solo factor –la cultura machista y el patriarcado- sino de dos, a saber, la trágica naturaleza de la condición humana que nos convierte en fieras en ciertas circunstancias y la acción de la máquina estatal capitalista que a través de la ley y la manipulación de las conciencias divide, enfrenta y fragmenta la sociedad civil para aumentar su poder, siendo este segundo el agente decisivo en el momento actual.

2. No es admisible que quienes dicen oponerse al poder establecido defiendan la LOVG o, sin mencionarla sustenten sus concepciones sexistas y androfóbicas y alienten la guerra de los sexos.

3. Debe denunciarse la LOVG como una ley que proyecta el Estado policial y la represión indiscriminada contra la población y además impone la intervención del poder en la vida íntima de los individuos.

4. Debe condenarse asimismo su función “educativa” para imponer a la sociedad los disvalores del odio, el egoísmo y la inmoralidad, su carácter machista y neopatriarcal pues presenta a las mujeres como seres incompetentes y nos pone bajo la tutela del Estado. Las mujeres debemos oponernos de forma contundente a esas medidas que supuestamente nos protegen.

5. Condenar y criticar la ley no es suficiente, es necesario bregar por el renacimiento de los saberes, las conductas, las prácticas, los hábitos y las instituciones que rigen la convivencia entre iguales.

6. Las mujeres y los hombres tienen que rescatar las habilidades, los instrumentos y capacidades para elegirse y convivir recuperando el amor como vínculo sublime y excepcional y el sexo como potencia unitiva de enorme valor. Las relaciones íntimas entre las personas deben dejar de ser intervenidas por el Estado y tenemos que aspirar a que lleguen a ser ajenas a cualquier intromisión política.

NOTAS:
(1) Lo que se producirá sin duda por la propia acción de las instituciones que promocionan las denuncias ofreciendo ventajas y subvenciones económicas nada despreciables a las mujeres que las ponen lo que se traduce en un incremento imparable de las acusaciones falsas que afectan a miles de hombres inocentes.

(2) Aumentan las mujeres muertas por sus parejas, también se incrementan de forma continuada el número de hombres asesinados por sus compañeras pero esas cifras son ocultadas por las estadísticas oficiales desde el año 2006, al igual que el número de suicidios que se producen entre varones inmersos en procesos conflictivos de separación.

(3) Sin contar el crecimiento de las empresas privadas de seguridad hacia las que se trasladan una parte de las tareas relacionadas con las órdenes de protección a mujeres.

(4) Tal situación no es insólita hoy en día, pues, por ejemplo, el Movimiento por una Hungría Mejor, de orientación neo-nazi, racista y ultranacionalista, tiene entre sus cabecillas una mujer, Krisztina Morvai, que fue miembro del Comité para la eliminación de la discriminación contra la mujer en la ONU. Esta formación política posee una milicia paramilitar, llamada “Guardia Húngara” acusada de perpetrar asesinatos de gitanos y hostigar a la comunidad judía del país.

(5) Así se dice en la exposición de motivos de la ley apoyándose en la declaración de la Conferencia Mundial de Mujeres de Pekín de 1995, en la que se define el concepto de violencia de género.

(6) Hannah Arendt entiende bien que no es la naturaleza humana sino la del artefacto estatal el que alimenta el odio entre iguales y explica, citando a Maquiavelo, que el triunfo de la razón de Estado es la que exige que los seres humanos sean adoctrinados en la maldad. Para su crecimiento el aparato de fuerza de los poderosos ha de sembrar en el cuerpo social el veneno de la discordia.

(7) En “Estado de wonder bra. Entretejiendo narraciones feministas sobre las violencias de género” se defiende incluso la propia LOVG como un triunfo de las mujeres y se elogia la acción de la socialdemocracia de forma directa, en otras ocasiones se ha hecho una denuncia de la ley por no ser suficientemente dura y obligar a las mujeres a presentar alguna demostración del maltrato (presupone este planteamiento que ninguna mujer hará un uso perverso de tal prerrogativa, situándonos con ello, no en el mundo de los seres humanos sino en el de los ángeles). Se ha llegado, de la mano de ciertas teorías, a un grado de subjetivismo y arbitrariedad peligroso como plantear que hay agresión siempre que una mujer se “siente agredida” , con tales argumentos se nos expulsa a las mujeres del espacio común de la objetividad, la justicia, el buen sentido, el juicio recto y reflexivo degradándonos a un obrar pueril que hace del capricho y el desatino la medida de todas las cosas.

(Texto presentado en las jornadas antimilitaristas del 18 y 19 de junio en el local Magdalena, publicado por la revista “Esfuerzo”, incluído en el folleto “¿Con el Estado o contra el Estado? La liberación femenina en el siglo XXI”.

Prado Esteban Diezma

pradoesteban@hotmail.com

http://prdlibre.blogspot.com

Ponencia crítica sobre la ley de violencia de género y su cariz fascistizante y que pone al descubierto muy valientemente la complicidad en ello del feminismo de Estado. Isabel Mª Marín es abogada del SOJP de Sevilla.



Publicidad Subliminal Antivarón.

Esta vez Perfumes Paco Rabanne.

Este es el desarrollo del spot publicitario de esta marca de perfumes; algo así como el script:

1- Ella elige, con un chasquido -elemento mágico y de poder-, un coche deportivo potente que le confiere y denota en ella libertad, poder, confianza, seguridad en sí misma...
2- Con otro chasquido elige el vestuario apropiado para conducirlo. Referencias a la película Thelma y Louis, la cual evoca liberación.
3- Con un nuevo chasquido aparece un hombre atractivo en su coche.
4- Ahora es él el que utiliza el "chasquido mágico" -El sonido del chasquido de él es bastante más FLOJO Y BAJO que los de ella:  ¿por qué?- y se sitúa en la conducción del vehículo. Forma simbólica de querer "conducir" la vida de ella.
5- Ella por supuesto no se dejará conducir y con otro chasquido le quita "el control del vehículo" con el consiguiente enfado de él.
6- Nuevo chasquido y desaparece él siendo sustituido por un perro. Ella prefiere un perro como compañía a la de él, a la de un hombre.
7- Finalmente aparece él dando otro "chasquido menos potente que los de ella", en la parte de atrás del automóvil. En la parte "trasera de la conductora" como una presencia que no puede quitarse de encima. Pero al menos va detrás de ella. En una posición bastante incómoda e inestable.



El esperpéntico caso del juez Serrano: Por Carlos Herrera



Imprimir Sin necesidad de ser un jurista de baja intensidad, cualquiera que analice el caso del juez Francisco Serrano se da cuenta de que se encuentra ante un caso de exageración penal, por no decir de manifiesta injusticia. Dicho togado prolongó por un día la custodia paterna de un muchacho para que este pudiera acudir a la Estación de Penitencia de su hermandad de la Madrugada sevillana, tal y como era su deseo debidamente manifestado. Cuando menos, puede considerarse un error de procedimiento, pero poco más. Al juez en cuestión, por haber tomado dicha decisión, siempre discutible, le han inhabilitado por diez años amén de cargarle con las correspondientes sanciones económicas. Tiene su explicación.


Francisco Serrano es una suerte de hereje. Es, como parece, un hombre de principios concretos en quien la Escuela Británica de Diplomacia jamás confiaría una clase magistral para sus licenciados. Pero es un hombre libre, víctima del Pensamiento Único y de diversos fanatismos, que lleva años luchando en beneficio de las mujeres maltratadas antes de que existieran las leyes zapateriles de violencia de género y otras hierbas, esas que consideran que el hombre siempre es el violento y que, si lo es la mujer, es por autodefensa explicable. Ya se sabe que dichas disposiciones legales consideran que la gravedad de un acto cometido no lo aporta el contenido del mismo, sino la pertenencia al género masculino. Rebelde ante muchas de esas disposiciones, Serrano ha sufrido persecución, difamación, desprestigio y no pocas embestidas por su terca discrepancia de la teoría comúnmente aceptada de que el hombre siempre es culpable por el principio elemental de las cosas. En una sentencia, que más que una sentencia es una golfada, ha sido víctima de la corrección política. Dicha decisión no resiste la justicia comparada: si a Serrano le han apartado diez años de su carrera judicial por conceder un día más de custodia a un padre ante una madre intransigente, habría que preguntarse qué habría que haber hecho con otros jueces míticos de la progresía por haber tomado decisiones mucho más trascendentales en el discurrir de la justicia. No hace falta dar nombres.

En el Supremo se produjo el esperpento. Un abogado melodramático y extemporáneo y una madre milimétricamente dedicada a la persecución de su antiguo cónyuge consiguieron convencer a unos jueces -de comportamiento algo bovino y lanar- de que se había cometido una conspiración criminal para destrozar a una progenitora B. De no haber sido una cofradía de Semana Santa y de padre a madre, el caso no hubiera obtenido registros semejantes al disparate, en el que el mismo ponente que defendía una cosa en otro proceso bien conocido defendía lo contrario en el presente. Repito: se trata de un día más de custodia a un padre, nada más. No ha excarcelado a narcotraficantes, no ha sido sobornado por delincuentes, no ha abierto causas generales que no le corresponden, no ha grabado conversaciones privadas de abogados. Solo ha permitido que un niño saliera de paje en una cofradía, tal y como era su deseo. Eso se salda con diez años de inhabilitación.

Serrano ha escrito un libro. Se titula La dictadura de género (Almuzara, 2012) y en él da debida cuenta de cada detalle de este caso surrealista, demencial y esperpéntico, en el que relata no pocos fundamentos de la diferencia elemental entre el feminismo y la ideología de género. Lo primero es un movimiento histórico y espontáneo en busca de la igualdad y la justicia, en el que han volcado su esfuerzo millones de mujeres y no pocos hombres, y lo segundo es un intento no espontáneo y sí político concebido independientemente de la realidad y estructurado como un sistema cerrado de ideas. No es un libro políticamente correcto. Advierto a pusilánimes y a abandonistas. No incurre en cursilerías de lenguaje ni en conceptos timoratos. Es el relato de un hombre que puede haberse equivocado, como todos, pero que siempre ha procurado ser justo. Y que se rebela ante el hecho de que cuando un hombre es declarado inocente lo sea, básicamente, por no haberse podido probar su culpabilidad.No le gustará a muchas sectas de comportamiento cínico. Pero alerta a muchas conciencias de lo que se sigue cociendo en el apasionante mundo de la Justicia acomodada a las dictaduras de pensamiento correcto.

Carlos Herrera.

La Dictadura de Género

CNA LITERATURA.-”La dictadura de género es el título del nuevo ensayo que acaba de publicar la editorial Almuzara, obra del exmagistrado y ahora abogado de familia, Francisco Serrano, quien recientemente ha sido protagonista de un proceso judicial cuya sentencia ha dictaminado su inhabilitación como juez durante diez años, tras haber sido condenado por prevaricación al cambiar el régimen de visitas de un niño que deseaba salir en una cofradía durante la Semana Santa de Sevilla.


Según Serrano, “este libro quiere ser una denuncia pública sobre las políticas de igualdad y de violencia de género, y, lo que es peor, de su reflejo legislativo en leyes que pueden estar siendo dramáticamente perniciosas para su objetivo fundamental: la Justicia y la Igualdad”.
Según su editorial:

Lleva algunos años denunciando las aberraciones que está produciendo la dictadura de género implantada por un sector de la progresía e impulsada por la mano poderosa de algunos grupos políticos y de presión. Y no duda en enfrentarse a ellos desde el conocimiento y la experiencia que le ha permitido ser testigo de numerosos casos de injusticia a la que se le ha sometido al hombre al aplicar La Ley de Violencia de Género.

Almuzara señala que como dato curioso “cabe reseñar la adhesión de numerosas mujeres a las tesis de Serrano que padecen en sus propias carnes la humillación a la que someten a su pareja, hijos y nietos sus antiguas compañeras”. “La mujer es la principal engañada por la dictadura de género, que termina reconociéndola inferior en la relación de pareja, y ha dejado de estar bajo la tutela del marido para estar bajo la del Estado”, argumenta Serrano.

En este ensayo el autor se enfrenta con hechos contrastados a las instancias políticas y judiciales que promueven dichas leyes de género. Confiesa haberse sentido perseguido desde que en 2009, Inmaculada Montalbán, vocal del Consejo General del Poder Judicial y presidenta de su Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género, “dijo que yo no podría seguir siendo juez por unas declaraciones que hice en el ejercicio de mi libertad de expresión, contrarias a la ley integral contra la violencia de género”, comenta el exmagistrado quien reconoce que prefiere ser “un abogado libre a un juez con miedo”.

El exjuez Serrano tiene tras de sí una larga e innovadora carrera judicial en el ámbito de lo familiar. Ha sido pionero en España en el uso de medidas de conciliación familiar para solucionar los conflictos inherentes al divorcio y a la custodia de los hijos. También recorre en este libro, de primera mano, todo lo que ha rodeado su caso y los avatares de un juez castigado por su incorrección política.

Francisco Serrano ingresó en la carrera judicial en 1990 y hasta hace poco Magistrado del Juzgado de 1ª Instancia, Familia, nº 7 de Sevilla y fiscal en excedencia. Es profesor y ponente sobre derechos de familia, protección de menores y orientación y mediación familiar. Director y coordinador y ponente habitual en jornadas de derecho de familia organizadas por el Consejo General del Poder Judicial, además de en las universidades de Barcelona, Madrid y Sevilla.
Es miembro del grupo-comisión de trabajo de familia constituido en el Consejo General del Poder Judicial. Ha impartido numerosas conferencias, cursos y jornadas sobre Derecho de Familia, Ley Orgánica de Protección del Menor, violencia domestica y mediación familiar, en todo el ámbito nacional. Tiene numerosas publicaciones en órganos profesionales de judicatura y abogacía. También colabora sobre estos temas en diversos medios de comunicación. En 2009 publicó en Almuzara Un divorcio sin traumas.


http://www.canalnoticiasandalucia.com/la-dictadura-de-genero-el-libro-denuncia-del-ex-juez-francisco-serrano/