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sábado, 18 de julio de 2015

El Sistema manipulante. (Parte 1. La Teoría)

¿Qué es el Sistema?.
Sí, con mayúsculas. Según WordReference:  "Conjunto de reglas o principios sobre una materia estructurados y enlazados entre sí". Y... "Conjunto de elementos que, ordenadamente relacionados entre sí, contribuyen a determinado objeto." Es decir, aplicado al concepto que aquí pretendo sobre Sistema vendría a definirse en definitiva como "el Sistema somos todos".
Todos formamos parte del Sistema y por tanto, todos somos Él. Desde luego en un sistema, en este Sistema social, económico, cultural, político... en el que  sobrevivimos, no todos sus componente tienen la misma función, de lo contrario el Sistema no funcionaría "como es debido". En este y otro tipo de sistemas existen componente nimios, casi insignificantes, pero que forman parte ineludible del entramado de una enorme maquinaría en que, por ejemplo, este Sistema se ha convertido. Y estas nimias partes, estas diminutas e innumerables "tuercas y tornillos" del vasto Engranaje también son necesarias, aunque el propio Sistema se las ha compuesto para que sean perfectamente sustituibles; desechables. Existen engranajes intermedios, innumerables también, igualmente importantes para el funcionamiento óptimo del Sistema, con mayor reconocimiento que esas simples tuercas y tornillos sustituibles, aunque ellos también son sustituibles.
Y como no, existen los componentes del Sistema que lo dirige, que marca el objetivo, que traza el plan, el camino a seguir. Estos desde luego son muy pocos. Su número está contado y difícilmente son sustituibles. Ellos son "numerus clausus". Ellos son la élite, el Gobierno del Sistema. Ocupan la escala más elevada, el vértice de la pirámide. Ellos son quienes ostentan el poder para manejarlo todo. Se erigen en una férrea posición de supremacía. Disfrutan alegremente del estilo de vida muy muy por encima de la media, incluso de la media más alta. Ellos son quienes lentamente modelan el Sistema, subrepticiamente, casi de forma anónima ante la masa, para que todo converja en su único
objetivo: mantenerse en el poder a toda costa.
Por tanto el Sistema se estructura en objetos pasivos, dirigidos y sustituibles -la parte baja- y sujetos activos, dirigentes e inamovibles -la parte alta-. Todo objeto divergente es eliminado, sustituido, reciclado u olvidado; condenado por los sujetos activos.
El Sistema se comporta exactamente igual que un animal salvaje en plena e implacable naturaleza. Donde solo sobreviven los más fuertes, los más aptos, los que se adaptan a sus inquebrantables leyes, apto solo para quienes sobreviven en nuestro Sistema diseñado para la supervivencia a toda costa. Para la supervivencia a toda costa del propio Sistema. Por tanto, el Sistema definitivamente son su élite, es el grupo de privilegiados que ostentan el poder, la supremacía y el control de todo y de todos; a pesar de que el resto seamos parte del Sistema, queramos o no. Así que cuando hago referencia al Sistema, solo me referiré a su élite, al puñado de privilegiados que dictan la dirección de la Sociedad en su totalidad, a ese minúsculo grupo asentados en una inaccesible cumbre de privilegios, que nos impone un estilo de vida en régimen de semi esclavitud disfrazado de democracia y libertad. Hago solo referencia a esa élite fascista que maneja y se sirve despiadadamente del poder económico -que es la gasolina de la despiadada maquinaria- en perfecta simbiosis con el poder político supeditado a él y puente entre ellos y nosotros. El poder político vendría a ser como los pastores que apacienta el enorme y desprevenido rebaño allá donde su señor le ha impuesto.
Estos cuasi anónimos protagonistas subrepticiamente apostados en el poder, la élite, son los dueños y señores de los medios de comunicación; creadores de opiniones, marcadores de caminos a seguir, dictadores de costumbres nuevas y huecas, de consumismo frenético, de individualismo recalcitrante, de enfrentamientos sin fin; dueños de nuestros miedos y de nuestros sueños, todo ello trufado de libertad y democracia.
Desde luego ésta es una sociedad ilusoria, convencida de su felicidad mientras estamos sometidos, autocomplaciente con el Sistema porque no hay nada mejor, pues esto es democracia y libertad, nos lo dicen en la tele a diario, así que si lo repiten miles de veces al día es que es verdad.
El Sistema tiende a perpetuarse en el tiempo y a expandirse en el espacio. Sus fronteras son la Eternidad y el Mundo. Peleará como un animal salvaje para su supervivencia, y todo lo que se interponga en su camino será eliminado, erradicado para siempre. Para su autoreciclaje, el Sistema utiliza una aparentemente contradictoria política de "cambia para que todo permanezca igual": cambia lo superfluo ante los ojos de la masa para que todo continúe en el mismo sitio, nosotros ocupando nuestra posición de privilegio inamovible, y ellos en las honduras haciendo su arduo trabajo, asfixiados por las necesidades, ocupados a tiempo completo por sus preocupaciones, distraídos con los fuegos artificiales que a diario emitimos por nuestros canales de contaminación del alma; así no tendrán tiempo ni de respirar, ni de pensar en cómo resolver problemas sociales, así no se darán ni cuenta de cómo los estamos hostigando para nuestro beneficio. El Sistema pone en funcionamiento nuevos hitos sociales, ideológicos, culturales... solo los que sirvan a su propia supervivencia...  una nueva moda, o varias a la vez; las pone a prueba, las enfrenta, las ofrece a la masa para comprobar su grado de adhesión, las somete a la adaptabilidad de la masa, la manipula y la hace digerible.
Dentro del Sistema se crean tendencias, todo tipo de tendencias, todos participamos de ellas, todos somos sus progenitores, seguidores y difundidores. Se puede decir que el abanico de posibilidades en la creación de una tendencia, de una ideología, de una opinión, de un modo de entender la vida dentro del Sistema es infinito. Es realmente infinito, pues potencialmente puede haber tantos como formas de pensar haya, casi tantos como individuos. Es decir, se dan prácticamente todos, desde los más moderados a los más extremos, desde los más oportunos a los más inútiles, desde los más brillantes a los más tendenciosos. Todos. El Sistema, con la irrevocable fijación de su propia supervivencia, teniendo en cuenta su modus operandi, seleccionará una o varias de estas tendencias, la que más le convenga para sus fines, y por muy minoritaria que esta sea, la publicitará a través de su herramienta perfecta de control de masas. Escogerá la opción que mejor le satisfaga dentro del enorme abanico de posibilidades que surgen de manera expontánea y constante en la Sociedad, la expandirá, la ponderará, la expondrá como última y mejor tendencia, como moda deseable, hasta que finalmente la masa la adopte como suya; crea que es suya.
El Sistema crea tendencias mediante la insistencia, mediante la manipulación de las formas, del contenido y del continente. Mediante la concesión de oportunidades. Los sujetos  que habitamos el Sistema decidimos "libremente" seguir esa moda, ese modelo de conducta novedosa, esa ideología última; así serás ponderado, ensalzado, admirado, seguido, reconocido; eres un sujeto moderno, con unas ideas claras, libres y modernas, seguro de sí mismo y de sus opiniones -impuestas-. Si adoptas esta tesitura el Sistema te abrirá las puertas del triunfo. Te dará todas las oportunidades porque en el fondo se está dando a sí mismo todas las oportunidades de sobrevivir.
El Sistema crea nuevos modelos económicos y políticos enfrentándolos entre sí para comprobar cuál es el que sobrevive, cual es el que se mejor se adapta igualmente a su necesidad de supervivencia, y cual es el que se somete con mayor facilidad a sus manipulaciones sistemáticas. El Sistema controla tanto a la política de derechas como a la política de izquierdas, dentro de nuestra ilusoria forma de ver el mundo. Controla desde la tendencia más salvaje del capitalismo liberal, hasta la más proteccionistas de esta forma de economía. Y todas las contrarias.
Porque el Sistema tan solo teme al cambio que propicie la desaparición o la sustitución de su minoritaria aristocracia gobernante, o la desaparición del Sistema en sí. Porque el Sistema tan solo teme a la Masa. Tiene aversión a la masa despierta, a la masa que clame auténtica libertad y auténtica democracia, a la masa que pueda exigir los medios necesarios para la supervivencia holgada de toda la masa. Teme a la masa revolucionaria, a la que pueda despertar y actuar en pro del cambio. Para conjurar este peligro constante, el Sistema convence y vence mediante la manipulación valiéndose de esa herramienta que deslumbra, que entretiene, que fagocita, que nos llena de vacío... esa
herramienta perfecta diseñada para pastorear a la masa -que modernamente llamamos "mass media"-. Todos los medios de comunicación. Todos debidamente controlados por el Sistema, o lo que es lo mismo, por esa élite oculta que rara vez aparece en sus propios medios. No os llevéis a engaño, quienes aparecen en los medios como los ostentadores del poder mundial, tan solo son sus lacayos. La omnipresente televisión, la fascinación del cine, la dinámica radio, la monolítica prensa, el nuevo foro mundial y heterogéneo, internet, que ¿escapa por ahora del control del Sistema?
Mediante este "modus operandi" -el fin sí justifica los medios- tiene fijado un objetivo. El fin se ha convertido por sí mismo en un objetivo: la represión de la masa. La represión del elemento transgresor. La anulación de lo divergente. Uno de los objetivos fundamentales del Sistema sobre la masa es su decidida represión.
El Sistema reprime con contundencia a todo lo que pone en peligro a su propia supervivencia, lo hace mediante la manipulación de una tendencia ideológica surgida de la sociedad, por ejemplo. Una tendencia que pueda proclamar una determinada justicia social, que persiga un loable objetivo, o que por sus justificaciones y razonamientos ha sido elegida por el Sistema como excusa perfecta para la represión de la totalidad de los sujetos del Sistema, o solo para una parte de ellos.
Cualquier ideología latente, quizás marginal y extremista, es adoptada por el Sistema para su total difusión, no por sus objetivos finales -los loables y lógicos- sino por la inspiración que supone la implantación de nuevos métodos de represión. Represión en forma de Leyes necesarias para protegernos de nosotros mismos. La represión de la masa ante todo por cualquier causa, cualquier fórmula de represión es deseable para el Sistema. Adopta para ello la tendencia ideológica más radical, surgida espontáneamente en la sociedad, radical en sus formas aunque quizás no en sus objetivos más inmediatos, tornándolos en métodos de supervivencia perfectos para el Sistema, en métodos perfectos de represión, revestidos de libertad y democracia, y trufados de razonamientos lógicos y fines loables que tocan la sensibilidad humana. Finalmente casi la totalidad de los sujetos del Sistema estarán de acuerdo con la imposición de esos elementos represores necesarios hacia ellos mismos, para poder conseguir los fines loables y razonables. Lógico.